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jun.

Spoiler: La gastronomía de Emilia Romagna es la más conocida por los italianos

En el mes de mayo se publicará el Informe sobre el Turismo Italiano 2023, un documento nacional pensado para las instituciones y los operadores del sector enogastronómico, que se utiliza para comprender las tendencias del turismo italiano y refinar los productos locales, provinciales y regionales para responder mejor a los deseos (de barriga) y necesidades del turista contemporáneo.  Según las anticipaciones proporcionadas, no todas las personas encuestadas lograron atribuir, a cada una de las 21 regiones italianas, un plato típico de dicha zona territorial.

Entre los productos más citados como vinos, embutidos, carnes, platos de pastas y varios quesos, domina la clasificación de Emilia-Romaña. Al nombrar esta región, de hecho, más del 80% de los encuestados han sabido indicar al menos un plato típico del lugar. Símbolo de esta tierra para los italianos resultan ser los tortellini y la piadina. Nosotros sabemos, sin embargo, que la variada región es cuna de otros deliciosos sabores. Aquí hay explicados los 5 platos más típicos de Emilia-Romaña!

Tortellini

Preámbulo fundamental: si pelearte con algún emiliano romagnolo no está en tu lista de los must do, ¡cuidado de no confundir este manjar con los cappelletti, similares, te lo permitimos, pero con recetas, ingredientes y leyendas muy diferentes! 

Los tortellini son una pasta típica rellena de orígenes boloñeses, amada tanto por los niños como por los ancianos, típicamente servido en un delicioso caldo de carne y verduras que hierve en la olla durante horas antes de ser limpiado del exceso de grasa y utilizado para cocinar la amada pasta. Su relleno es un juego de equilibrios entre lomo de cerdo, jamón de Parma, mortadela boloñesa, Parmigiano Reggiano, huevos y una pizca de nuez moscada que deja una sabrosa sensación en el paladar a bocado terminado. De sabor delicado, los tortellini en caldo son el plato de excelencia para calentar corazones hambrientos en un tradicional almuerzo dominical de la región Emilia-Romaña.

 

Piadina

Nacida entre la pobreza y el murmullo del hambre, la piadina es símbolo de historia, tradiciones y sabrosa sencillez. Existen principalmente dos tipos de recetas: una a base de Aceite de Oliva Virgen Extra, más fina y crujiente, y la otra echa con manteca de cerdo y leche, que permanece ligeramente más suave. Si alguna vez te sientas en un restaurante, encontrarás gajos de piadina romañola escondidos aquí y allá en la cesta de pan. Pero este producto, además de ser utilizado como acompañamiento y base para limpiar el plato de la comida que sobra, es también un plato de streetfood que se sirve doblado en media luna y relleno. Los famosos piadinarios son, en la mayoría de los casos, las casitas que se encuentran por las calles a rayas rojas y blancas hacia la zona de Forlì y Cesena, verdes y blancas hacia la zona de Rávena.

Las formas más comunes de comer una buena piada son stracchino y rúcula, jamón crudo y squacquerone, jamón cocido y mozzarella, ¡pero te sorprenderá la infinidad de rellenos que estos pequeños quioscos pueden ofrecer! Para algunos una herejía, para otros el descubrimiento de estos tiempos, están naciendo nuevos piadinarios en la costa de Rimini que, en lugar de embutidos de carne, ofrecen embutidos de pescado. Entre las combinaciones más vendidas merece probar la piadina con mortadela de salmón y pez espada acompañada de escabeche, rúcula y speck de salmón, para terminar radicchio rojo, taleggio y nueces tostadas.  Numerosos locales van a torcer la nariz, pero la belleza de la piadina es también esta: evoluciona con la evolución de los gustos, transformándose sin perder nunca su sencillez que la caracteriza.

Tagliatelle al ragù 

Esta delicadeza boloñesa realmente no necesita explicaciones. En la tradición de antaño, las tagliatelle, que serìan como tallarines, estaban producidas por mano de las sfogline, mujeres ancianas que se ocupaban de tirar la masa de hojaldre a mano. Hoy en día, este trabajo está echo por hombres y mujeres, jóvenes y mayores, y el rodillo en la mano sigue siendo un clásico para sorprender al paladar de aquellos que prueban la pasta con su característica rugosidad y textura agradable. El ragú, que requiere horas de cocción, se obtiene de una mezcla de carnes que hierven entre sofrito y salsa de tomate. ¡No te olvides de quitar el polvo de Parmigiano Reggiano en el plato humeante y limpiar el plato con pan al el final! 

Tigelle

Comida callejera junto a la piadina y también a menudo servida entre rebanadas de pan y palitos de pan en las mesas de los restaurantes, las tigelle son otra deliciosa bandera roja sobre la que no bromear: aunque a menudo nos confundimos, las crescentine y las tigelle son dos platos muy diferentes, tanto para ingredientes como para cocinar! La confusión de los términos nace del hecho de que en Módena las tigelle boloñesas son llamadas crescentine, y las crescentine bolognesi son en cambio llamadas ñoquis fritos.

Lo sabemos, es caótico, pero intentemos simplificar: las crescentine (o para los modeneses ñoquis fritos) están compuestas por una mezcla de agua, sal, manteca y leche, extendida y cortada en formas irregulares, luego fritas, típicamente en la manteca. Las tigelle (llamadas crescentine por quien quiere poner nervioso a un boloñés), en cambio, son pequeños discos redondos que en cocción se hinchan ligeramente y permanecen blandos. Deben su nombre al instrumento de terracota que se usaba para cocinarlas y típicamente presentan el diseño grabado en cocción de la Flor de la Vida, de orígenes culturales inciertos pero probablemente relacionados con el concepto de fertilidad femenina. Ambos platos se rellenan con embutidos y quesos y, a pesar de ser muy diferentes, los dos son deliciosos. 

Lasagna verde 

En Emilia-Romaña nunca se corre el riesgo de quedarse con el hambre! Cuenta la leyenda, de hecho, que ninguna familia ha terminado una bandeja de lasaña sin apoyar el tenedor para desabrocharse los pantalones (broma). Es un manjar compuesto por capas de ingredientes alternados: en la base está la hojaldre al huevo, caracterizada por una textura áspera gracias al uso del rodillo; entre una capa de pasta y la otra, encontramos el típico ragú boloñés acompañado de la bechamel, lo que hace este plate aún más goloso. Esta bondad estratificada se compone de 4 o 6 grosores de hojalata, que los boloñeses dicen que debe ser sutil "tanto para ver San Luca", santuario situado en una montaña fuera de las puertas del centro de la ciudad. En Italia, por lo general, las hojas de pasta son de color amarillo, pero en Emilia Romagna la encontrarás en versión premium: lasaña verde a base de espinacas, ¡imposible no enamorarse de ella! ¿Sabías que una vez, para obtener este color, se usaban ortigas? 

Cotoleta a la bolognesa

Después de tantos primeros platos y carbohidratos, te proponemos un segundo plato a base de carne: la deliciosa cotoletta allá Bolognese. Se pasa el batidor de carne por las rebanadas de carne de ternera que se empaparán en el huevo batido, luego en el pan rallado y en la olla! Aquí, entre el chisporroteo de la mantequilla y un cucharón de caldo de carne para acompañar la cocción, después de unos minutos se apila sobre la cotoletta una loncha de jamón y el Parmigiano Reggiano. Una vez que los ingredientes se hayan disuelto, cocido y mezclado, se sirve todo con una gota de salsa de tomate. Crujiente, hilarante y sabrosa, la cotoletta allá Bolognese en Emilia-Romagna se propone a menudo en los menús de los más pequeños, pero es muy recomendable incluso para los paladares más adultos!

¿Te gruñe el estómago y se te hace agua el la boca? ¡Está bien, dejemos de torturarte, echa un vistazo a nuestros tours de comida y vino y reserva algunas aventuras! 

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